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HISTORIA

El primer testimonio de las peregrinaciones con destino a la Santa Síndone en Europa es un medallón de bronce que fue recuperado en el fondo del río Sena. El objeto, que data de mediados del siglo XIII, muestra la representación de la Santa Síndone con su doble imagen, el tejido en espiga y los escudos de la familia Charny. Evidentemente había pertenecido a un peregrino que había ido a venerar la Santa Síndone y que pretendía llevarse el medallón a casa en recuerdo de tan especial encuentro.

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La primera información históricamente comprobada sobre la Santa Síndone que hoy se conserva en Turín se remonta al siglo XIV, cuando el caballero francés Geoffroy de Charny hizo construir una iglesia en la pequeña ciudad de Lirey, cerca de Troyes, para custodiar y mostrar la Sábana Santa a los fieles.

Antes de eso, las huellas en documentos históricos son más vagas. Algunos textos que datan de los siglos V-VI afirman que en la ciudad de Edesa (hoy Urfa, Turquía) se conservaba un retrato de Jesús (indicado por la palabra griega Mandylion que significa "toalla") perteneciente a la categoría de los "aqueropitas" milagrosos. ("no hecho por manos humanas"), impreso en una tela. Algunos estudiosos asocian este paño con la Santa Síndone conservada hoy en Turín, que en aquella época se habría expuesto al público plegada para mostrar sólo el rostro.

En el siglo X, el Mandylion fue trasladado a Constantinopla, en aquel momento capital del Imperio Bizantino. En su diario, conservado en la Biblioteca Real de Copenhague, Robert de Clari, un caballero francés que participó en la Cuarta Cruzada, relata haber visto la Sábana Santa en una iglesia de Constantinopla, donde se exhibía todos los viernes y donde se encontraba "todo su cuerpo".

Con el saqueo de Constantinopla y el robo de innumerables objetos preciosos, se plantea la hipótesis de que la Santa Síndone, como muchos otros hallazgos, hubiera sido traída por los latinos a Grecia, donde estaba presente la familia Charny.

En la primera mitad del siglo XV, debido al empeoramiento de la Guerra de los Cien Años, la última descendiente de Geoffroy, Marguerite de Charny, recogió la Santa Síndone de la iglesia de Lirey y se la llevó en su peregrinación por Europa. Hasta que encontró acogida en la corte de los duques de Saboya, a la que habían estado vinculados tanto su padre como su segundo marido, Humbert de La Roche. Fue allí donde tuvo lugar la donación de la Santa Síndone a la Familia de los Saboya en el año 1453.

La Santa Síndone seguirá siendo propiedad de la familia Saboya hasta 1983, cuando, tras la muerte del último rey de Italia, Humberto II, pasó por legado a la Santa Sede.

Perspectivas

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